Sabía que...?

Ballet - ¿Lo conoce realmente ?-

 

Ser bailarín o bailarina no es tarea fácil. Yo diría que, en definitiva, es un modo de vida. Si tenemos en

cuenta que el ballet es “expresión”, es “decir”; con armonía, souplesse, distinción, acrobacia, el cuerpo

debe responder a todas esas demandas con diligencia y espontaneidad. 
Por lo tanto, para ser bailarín hay que amar la danza, desear ser dueño del aire, del

espacio; pero, por sobre todo, hay que saber ser muy disciplinado. ¿Por qué? Porque

el bailarín debe comenzar siendo un niño aún . Y porque el bailarín comienza su día

muy temprano. Por la mañana le esperan los ejercicios para que su cuerpo pueda

poseer los elementos que distinguen al ballet y que esbozamos más arriba. Por la

tarde, es el turno de los ensayos. Ahí aprende el personaje que interpretará, la

coreografía que deberá integrar a su cuerpo, y a su personalidad, a la perfección

para el deleite y/o el éxtasis del espectador. 
En ese ejército que es una compañía de ballet, están los “bailarines-estrellas”que interpretarán los roles

principales, que encabezarán Compañías y que serán aplaudidos en todos los confines del mundo: como

Nijinsky o Nijinski, por ejemplo; o Noureyev o Margot Fonteyn o Yvette Chauviré. Luego están

los “primeros bailarines”que compartirán los roles de mayor importancia y finalmente el “cuerpo

de baile”que en una compañía que se precie pueden llegar a más de cien. 

Es por eso que la compañía debe tener un director, un administrador, un maestro de ballet y uno o dos

asistentes de maestro de ballet. Además de profesores que aseguren los cursos diarios.

Es una de las carreras en las que se comienza trabajar muy joven, 15 o 16 años, y se termina también

muy joven, alrededor de 40 años, porque un bailarín con artritis no es muy agradable de ver. Pero como

en todo, hay casos excepcionales, por ejemplo Alicia Alonso o la misma Margot Fonteyn. Bailaron y

muy bien hasta mucho más allá de los 50...
Una escuela de ballet exige y mucho.Un bailarín, hoy, debe aprender

a circular cómodamente en la llamada escuela clásica, verdadero ABC,

verdadera herencia de una tradición que ya es tres veces centenaria

y que le permitirá, sin ninguna dificultad, abordar cualquier tipo de

danza y todas las demás escuelas. Pero debe estudiar también música

que sostiene su arte y sin la cual éste no existe. Debe aprender a

conocer su cuerpo para protegerlo y estudiar anatomía y gimnasia, la

historia de la danza, la ley del espectáculo, para protegerse a sí mismo,

e idiomas porque el ballet tiene el suyo propio: se comunica en francés.
Petits Rats de la Escuela de

Danza de la Opera de Paris
Esas son las razones de que un bailarín sea digno de admiración. No es un individuo que ama el facilismo,

que pierde el tiempo individual vagando por las calles. Es un individuo comprometido para que usted y

yo podamos disfrutar de algunas horas de parnaso.

Nijinski - Creador del ballet comtemporáneo -

En uno de sus libros, Henri Miller, retirado en una isla, cuenta sobre los libros que no puede dejar de

leer y entre dos o tres obras maestras célebres que lo acompañan aparece el diario de Vaslav Nijinski

¿Pero qué sabemos nosotros, gente común que no hacemos ballet, de Nijinski? No creo que mucho.Tal

vez que fue un bailarín ruso que saltaba mucho y que terminó loco.
Sin embargo, si buscamos un poco en la historia de la danza vemos que los más grandes coreógrafos de

nuestra época se han inspirado de él en algún momento. Maurice Béjart, por ejemplo, otro hombre que

revolucionó la era del ballet contemporáneo, creó en su honor Nijinsky, clown de Dieu” para Jorge

Donn y el Ballet del Siglo XX, un rol que Donn bailó hasta su muerte en 1992 y que dio la vuelta al

mundo.

John Neumeier creó también El Alma del Bailarín. Cuenta que el estudio de su biografía, de su estilo, de su arte, comenzó a hacerse una obsesión par él .Todas las imágenes que conoce de Nijinski proclaman el amor por moverse con toda su alma. Y ahí radica el secreto de Vaslav Nijinski.

¿Pero quién es Nijinski? Personalmente creo que es al ballet lo que Stanislavski es al

teatro. Hijo de padres bailarines de origen polaco, Vaslav nace en Kiev en 1889. A

los 9 años entra en la Escuela Imperial de Ballet de San Petersburgo. A los 17, el Teatro

Mariinski lo contrata y le confía rápidamente roles de solista. Es entonces que conoce

a Diaghilev el empresario de los “Ballets Russes”quien será el artífice de su Parnaso

y de su Infierno.
En 1911, ya en París, por aquel entonces el corazón del mundo del arte, entra definitivamente en la

leyenda con El Espectro de la Rosa y Petrouchka. Y al año siguiente Ravel y Debussy ponen música a

sus creaciones inolvidables: Daphnis et Cloé, L’Après-midi d’un Faune donde debuta como coreógrafo

no tradicional, dividiendo al Tout Paris en dos fracciones antagónicas y creando la danza contemporánea.

En 1913 llegan Jeux y sobre todo Le Sacre du Printemps de Stravinsky que produjo un escándalo tal

que el lenguaje corriente se transformó: en lugar de decir 1913 los libros de historia hablaban del “año

del sacre”.
Y en 1913 precisamente Nijinski también se va de gira, pero sin Diaghilev. En el barco conoce

a Romola de Pulska, su secreta admiradora y obscura bailarina que engrosaba el cuerpo de

baile. En Buenos Aires, en la iglesia San Miguel de la calle Bartolomé Mitre, se casan, lo cual

provoca la furia herida de Diaghilev que los echa a los dos de la Compañía. 
Romola Nijinski
Y allí va Nijinski, lanzado brutalmente a un mundo que desconoce, sumergido y ahogado

por problemas cotidianos que su mujer, a la inversa de Diaghilev, no sabe resolverle. Su

nerviosismo se exacerba progresivamente. Tiene crisis de misticismo, delirios de

persecución y debe ser internado. Treinta años más tarde, en 1950, se apaga en Londres

pero reposa en París, la ciudad en donde se volvió leyenda, en el cementerio Montmartre

junto a la Dama de las Camelias. 
Es interesante leer sus biografías: la de Romola, Nijinski, publicada en 1934, un poco rosa, claro, y su diario

personal, Cahiers, sin cortes, con su alma verdadera, que viera la luz una vez que Romola falleciera. Ése,

cuya lectura Henri Miller no podría abandonar jamás.





Ekaterina "La Grande"

 

Una sola vez en mi vida tuve la suerte de ver bailar a Ekaterina Maximova con su partenaire y marido

Vladimir Vasiliev. Experiencia imborrable. Fue en el Quijote y fue en el Teatro Colón de Buenos Aires

allá por los ’70. 

Eran impecables pero también apasionados e inflamaron a un público que se les rindió inexorablemente.

Yo recuerdo esa producción impecable, esa orquesta precisa, ese cuerpo de baile y los primeros bailarines

que completaban el espectáculo, dignos de las mejores compañías europeas. Pero ese pas de deux... La

gracia y la técnica de la Maximova en su tutú rojo vivo, el señorío de Vasiliev: inolvidables.

Hoy sé que tuvo por guía a Galina Ulanova, otro monstruo del ballet ruso, pero lo que más me agrada

es que Maximova tendrá también continuadores ya que sigue activa dando clases y perfeccionando

futuras estrellas.

Ella misma estrella absoluta del Bolshoi, sus títulos son innumerables pero le cabe el haber contribuido

activamente al desarrollo del ballet soviético contemporáneo.Fue la única artista de ese país que pudo ser

invitada a bailar con compañías extranjeras como la de Maurice Béjart, Roland Petit y John Cranko.



A sus 66 años se merece todos los homenajes de aquellos que disfrutamos de su arte singular, lo cual

hará el próximo Festival de Ballet de Miami 2005.

M.C

¿Y que quiere decir la palabra "ballet" ?

En la segunda mitad del siglo XVII, ya los Borbones reinaban en Francia desde hacía tiempo. Enrique IV, el

primero, como buen bearnés*, nacido en una casa gobernante de humanistas, trajo la paz al reino,

ensangrentado por las horribles guerras de religión entre católicos y protestantes. En el momento preciso al

que nos referimos, ocupaba el trono su nieto Luis XIV, también conocido como el Rey Sol y por haber hecho

suya la célebre frase: “L’état, c’est moi”(El estado, soy yo). Fue un rey protector de todas las artes.

Personalmente le encantaba bailar. Como monarca absolutista, deseaba tomar parte de cuanto espectáculo

se hacía en la Corte y, por ende, le era reservado un rol, completando el cuerpo de baile al principio y como

protagonista, después. 

A esos espectáculos de danza se los llamó ballet, diminutivo francés de “bal”; es decir, “pequeño baile”.

Como todo espectáculo se estrenaba primero en la Corte, “El Burgués Gentilhombre” que Molière escribió

con el músico Lully, tenía intermedios de ballet en los que, por supuesto, el rey bailó.

Por eso Francia fue también la primera en requerir en las óperas la presencia de un ballet y sino piensen

en Fausto de Gounod o en Manon de Massenet. Las óperas de Donizetti y de Verdi tienen versión francesa

e italiana que, más allá del cambio del idioma, significa con ballet o sin ballet.



* Nacido en el Béarn, provincia del Sud-Oeste de Francia, sobre los Pirineos Atlánticos cuya capital es Pau.

Diaghilev y Les Ballets Russes

La vida de Sergei Diaghilev , como bien lo dicen Eva Gerberding y André Schäfer, se confunde con la

de los Ballets Russes , una compañía de danzas que él mismo creó para presentar en Paris en 1909 y

que transformó al ballet en un arte superior a comienzos del siglo XX. 
Este ruso, nacido en el seno de una familia aristocrática, estudia derecho y

todas las artes. Sus enormes conocimientos lo transforman en un empresario

que sabe abrir la puerta a los grandes talentos para que puedan mostrar sus

habilidades. 
Irrumpe, entonces, en Paris, capital indiscutida del mundo artístico de

entonces, en 1906 con una exposición dedicada al retrato ruso y más tarde

con la música de su país. Da a conocer a los europeos de occidente a Feodor

Chaliapin  en un Boris Goudunov inolvidable. Es tal el éxito que se anima

a lanzar una compañía que forma con los mejores talentos rusos del

momento y que encuentra entre los bailarines del Teatro Mariinski

(Nijinski  y Ana Pavlova  entre ellos). Se trata de los Ballets Russes  que lo

tienen a la cabeza hasta su muerte en 1929 y el arte de la danza le debe la

renovación integral por excelencia. Es increíble como un hombre solo pudo

reunir alrededor de una idea tantos artistas, tantas celebridades del siglo

XX. 
Sin duda fue un mago, un descubridor de criaturas y un hábil manipulador. Durante

los veinte años que dedicó a esta compañía desarrolló el concepto de obra de arte

integral  apelando a la colaboración de grandes músicos como Debussy , Ravel ,

Stravinsky , Jacob ; autores como Jean Cocteau ; pintores como Picasso  o Matisse

para los decorados y hasta Coco Chanel para el vestuario. Entre los coreógrafos que

colaboraron con Diaghilev, citemos a Fokine ,  Massine , Balanchine , Serge Lifar

y, por supuesto, Nijinski . 
Par Picasso
Con esta lista impactante no es entonces difícil afirmar que  Diaghilev y Les Ballets Russes 

produjeron un impacto indiscutible en el mundo del ballet. 

 

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