ST.- Nací en Buenos Aires y empecé a estudiar danza y expresión corporal a los 5 años y piano a los 7. Fue mi madre la que descubrió una natural predisposición hacia las Artes. De niña, me encantaba montar y dirigir pequeños espectáculos en mi casa con Clarisa Cassiau, mi mejor amiga, desde que teníamos 2 años, y que vivía enfrente de mi casa en Buenos Aires. Hoy Clarisa es una gran artista plástica en Argentina... ¡Era muy cómico porque obligábamos a nuestras respectivas familias a ser nuestro público!
LtA.- ¿Tuviste influencias precisas?
ST.- La influencia artística más importante en mi vida vino por parte de una de mis abuelas, Cecilia Marcovich, escultora y pintora que estudió en Paris en los años 20 y llegó a ser una artista plástica de renombre en la Argentina. También mis otros abuelos me llevaban siempre al teatro, al cine, al circo... ¡Parece que les encantaba el show business! En la escuela secundaria entré en el Coro y me convertí rápidamente en la coreógrafa y directora de los shows. Me acuerdo que mi profesor de canto me dijo un día: -“Es que sos una actriz de nacimiento”... Sentí una gran emoción: alguien había descubierto mi gran pasión.
LtA.- ¡Así que comenzaste joven!
ST.- En los primeros años de Universidad en USA (en Bennington College en Vermont) seguí estudiando danza y composición musical. Recién en mi segundo semestre de College tomé mi primer clase de teatro, de actuación pura, y fue ahí que sentí que finalmente había encontrado lo que siempre había querido hacer: actuar. A partir de ese momento, no paré de estudiar teatro y por sobre todo actuación, voz, canto, danza con gran seriedad.
LtA.- ¿Siempre en Vermont?
ST.- No. Estudié en la Real Academia de Artes Dramáticas en Londres. Y en Nueva York con grandes actores y maestros como Geraldine Page, Stella Adler, Joe Chaikin, Mira Rostova, entre otros. En el 80 me mudé a New York y al cabo de 10 años, decidí dar el gran salto a la dirección teatral. Ahora llevo quince como directora profesional. También he hecho televisión y cine.
LtA.- ¿Te parece que a pesar de los DVD, de los múltiples sistemas de cable, etc. etc., el teatro sigue gozando de buena salud?
ST.- Pienso que el teatro nunca dejará de existir ya que es un reflejo de una pasión que todos llevamos adentro: la necesidad de contar y ser parte de una historia univesal. El público que se encuentra en un espacio teatral donde la historia se desenvuelve en vivo, participa más activamente y emocionalmente del evento que cuando éste se sienta en el sofá de su casa ver un DVD. Sin embargo, me temo que a medida que la tecnología avance y se vuelva cada vez más accesible, la gente comience a sentir menos ganas de hacer el esfuerzo que representa ir al teatro. La crisis ya empieza a sentirse en Nueva York donde los fondos gubernamentales que años atrás apoyaban a la producción teatral han disminuido radicalmente y sin embargo el público, que podría exigir que se restituyan los fondos, no se queja. Pero el teatro siempre existirá. Es un ritual necesario y vital para la sociedad. Nos ayuda a sentirnos vivos.
LtA.- ¿Antes de la dirección habías “ejercido” como actriz?
ST.- Fui actriz durante 10 años pero la vida del actor latino en USA es muy frustrante. Tenía grandes ilusiones de representar papeles importantes y me sentía limitada por las tendencias que aún existen y llevan a los directores de reparto a estereotipar a los hispanos. En realidad, pasé a la dirección como un acto de rebeldía y para ver si como directora podía tener más control sobre mi carrera y mi vida. Lo logré.
LtA.- ¿Qué buscas o pides en un actor?
ST.- Me atraen los actores que se conocen a sí mismos. Esa madurez personal y profesional les da una seguridad interior y una técnica actoral que permite que me vean como colaboradora. Mi función es ayudar al actor a descubrir cosas nuevas en los ensayos. Mi especialidad es editar su trabajo. Siempre pido a mis actores que hagan sus deberes y vengan a los ensayos a probar sus ideas y a confiar en mí como ojo crítico que, desde afuera, puede seleccionar lo mejor de su trabajo y/o sugerir nuevas propuestas a probar. En suma, pido que el actor no me vea como una figura maternal a la que tiene que complacer. Que no me pida permiso para intentar algo, que no espere a que yo le diga lo que tiene que hacer en el escenario y cómo debe leer sus líneas. Me gustan los actores que confían en su voz interior y en la mía. Esa voz que nos suspira desde adentro: “¿Y qué tal si...?” Por más absurda e ilógica que sea la idea siempre insisto en explorarla. De lo inesperado surge la brillantez.
LtA.- ¿Fueron fáciles tus primeros pasos en el mundo del teatro?
ST.- Yo me animaría a apostar que los primeros pasos en el mundo del teatro de todo actor-director-escritor nunca fueron fáciles. Esto no significa que no fueron hermosos ni extraordinarios pero la gente de teatro trabajamos con complejas emociones humanas que otra gente tiene la opción de ignorar. Esto nos hace sentir más vulnerables, más expuestos. Sin embargo la industria del entretenimiento nos exige tener “piel de cocodrilo”como para superar los rechazos, las frustraciones, los altos y bajos de la carrera. Entonces, a veces, la necesidad de ser honesto,y sensible choca contra la frialdad del show business y es ahí donde la persistencia y la pasión de cada teatrero determinan si uno o una subsistirá o terminará cambiando de profesión. Yo siempre he dicho que “mi mejor venganza ha sido seguir trabajando.”
LtA.- ¿Lindos proyectos teatrales para el futuro inmediato?
ST.- En este momento estoy disfrutando de uno de los más grandes desafíos de mi carrera. Estoy produciendo el Latino International Theatre Festival of New York colaborando con un excepcional visionario, José W. Fernández, quien tuvo la idea originalmente y me convocó para que juntos la pusiéramos en marcha. El Festival celebrará la diversidad de estilos y propuestas teatrales de las compañías de teatro latinas en USA, Latinoamérica y España y también incluirá lecturas de obras nuevas por autores hispanoamericanos en USA, paneles educativos con actores, escritores, productores, diseñadores e historiadores, un premio para autores jóvenes de escuelas secundarias en Nueva York y un cabaret donde veremos el talento latino que se ve representado en la actualidad en los grandes musicales de Broadway. Al cabo de 4 meses, José y yo hemos logrado una base de trabajo excelente y estamos comenzando a vislumbrar increíbles resultados que nos permitiría presentar el Festival en la temporada 2006-2007.
LtA.- ¿Qué es lo que no te pregunté y te gustaría contarnos?
ST.- Que en un futuro próximo espero producir y dirigir mi próxima película The Keeper of the Gate , una historia personal basada en la pérdida de mi hermano quien falleció de cáncer a los 42 años. Me gustaría poder expresar lo complejas y profundas que son las relaciones entre hermanos y cómo una enfermedad terminal puede generar acercamientos inesperados cuando hay un compromiso de a dos. Es una tragicomedia que me prometí llevar a la pantalla grande. Me gustaría también vivir parte del año en Miami y dirigir televisión. Estoy tanteando posibilidades, así que, a lo mejor, nos vemos próximamente por la Florida.. .
Pensamientos reunidos por la Tía Ana